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La vivienda es para nosotros un objeto fijo, pesado y firme. Un piso parece estar lejos de los conceptos de ductilidad o flexibilidad. Pero los nuevos modos de construir pueden cambiar estos conceptos. Puesto que la sociedad es cada vez más heterogénea, con células familiares más diversas, las viviendas tienen que tener la capacidad de adaptarse y variar con el tiempo. Son los edificios flexibles, el open building, una tendencia arquitectónica que nace en los años 60 del siglo XX a partir de las propuestas del arquitecto holandés John Habraken. Se trataba de construir edificios diáfanos con elementos de construcción móviles para definir espacios según las necesidades de los ocupantes de cada vivienda.

La idea se aplicó inicialmente a centros comerciales y de trabajo pero, desde hace algunos años, la idea se está adaptando a proyectos de viviendas. Como explican en el blog de Anida, el concepto es tan sencillo como práctico: las paredes –módulos prefabricados– de los edificios son móviles y se colocan a partir de la distribución elegida por los propietarios.

Si la familia cambia, crece, varía, la casa que ocupan lo hace con ellos. Así, un piso de un solo dormitorio puede transformarse en uno de dos si aumenta la familia, o el cuarto de los niños podría ampliarse retirando la pared que lo separa del salón. Viviendas y habitaciones pueden crecer o reducirse según las necesidades. Al punto incluso de que si sobran habitaciones, tal vez resulte rentable vender parte del espacio al vecino de al lado.

Este modo de construir casas ha tenido un gran desarrollo en Holanda y Japón, no tanto en España. Y no es fácil porque la actual legislación lo impide. Las normativas estatales y locales exigen detallar cada vivienda, lo cual incluye el número de habitaciones y la superficie total.

No obstante, hay edificios flexibles en Barcelona, Vitoria o Pamplona, aunque para ello  tuvieron que conseguir permisos especiales de sus ayuntamientos al considerarse experimentos arquitectónicos puntuales. Picharchitects, pioneros de este modo de construir, levantó el residencial El Polvorín, en Barcelona, donde las casas se ofrecían con la cocina y el baño como únicos elementos fijos, pudiendo decidir los propietarios sobre el resto de la distribución.

En el proyecto de CooperActiva Arquitectura en Vitoria, el edificio Zabalgana, son los residentes quienes planifican donde ubicar la cocina. El grupo constructor ACR está a punto de iniciar un nuevo open building en Zizur Mayor, pequeña localidad vecina a Pamplona. Al diseñar por módulos, los vecinos pueden venderse módulos entre sí o segregar algunos de ellos para hacer una vivienda nueva.

Según Anida, expertos en open building están convencidos de que la adaptación es inevitable porque la propuesta es más racional, en el uso de los espacios, y se adapta a las necesidades reales de los propietarios. La construcción tiende a la flexibilidad y la personalización.

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